
#yoyabuela7 – Qué olor prefieres oler?
"Qué olor prefieres oler? La hierba dulce que usan los indios en sus cestas? El cuero ahumado? El olor de la tierra en primavera después de la lluvia? El olor del mar cuando uno camina entre las aliagas de un promontorio en Galicia? O el viento de la tierra al acercarse a Cuba en la oscuridad: el olor de las flores de cactus, de la mimosa y de las uvas de mar? O el del café de la mañana? O el de una manzana al morderla? O el de una prensa de aceitunas cuando haces sidra, o el del pan recién horneado? Pero entonces debes tener hambre". (Hemingway - Por quién doblan las campanas)
Me gusta tanto el olor del campo como el de la ciudad, pero el campo huele y a la ciudad le vendría bien algo de campo.
Olores que me dan hambre!
Sí. Siempre me entra hambre, cuando huelo la menta y el romero, la albahaca y el orégano, el olor de las hojas de laurel ahogadas en zumo de tomate, el olor de la salvia al atardecer, el olor del perejil saltando como un fedoras de plato en plato, el cebollino tímido y filiforme cuando ostenta sus flores rosas en pompón.
Sí. Los olores siempre me dan hambre.
Acaricio los aromas de mi terraza y me pierdo en la nube de olores que me regalan. Huelen a Nonna. Me recuerdan a Nonna y a una alegre plantita de albahaca en el alféizar de la ventana.
Mi Abuela solía decir que la albahaca es tan susceptible como un rey, que hay que anticiparse a sus exigencias de rey, que le hace falta muy poco para inquietarse y dejar caer sus hojas. Un poco de sol y un poco de sombra: Él es quien decide.
Mi Abuela decía que la salvia hay que cogerla cuando el sol está alto y quema, cuando concentra su jugo aceitoso, su savia, en las hojas. Que hay que arrancarla de raíz porque le gusta estar entera.
Mi Abuela decía que el orégano florece en mayo. En mayo te lo da todo. En mayo hay que conocerlo.
Cuando acaricio las plantas de la terraza, mi Abuela me acaricia. Soy una chica de ciudad y recoger hierbas en las montañas, junto a los ríos, al pie de las colinas, al amanecer o al atardecer, es ya para mí sólo un feliz recuerdo de infancia. Pero no renuncio a las caricias de mi abuela.
Y así, armada de macetas y tarros, construyo mi paraíso aromático urbano: romero y tomillo, orégano y albahaca, salvia y menta, perejil y cebollino.
Pulgar verde? Más bien psicóloga.
No soy jardinera. Intento pensar como una planta. Escucharla. Y si prestas un poco de atención, te pueden decir todo.
Te dicen cuándo necesitan agua.
Te hacen saber si el sol es demasiado fuerte, si la sombra es mala.
Te avisan cuando hay que cambiar la tierra porque la han roído toda.
Te dicen cuándo hay que podarlas y se mueven cuando oyen música. Las plantas hablan.
Debes aprender a escucharlas.
Eso es todo.
Planta una planta!
Si realmente no sabes qué hacer, cultiva una planta, solía decir mi Abuela, poniendo cualquier semilla en mi mano, cuando de niño me quejaba de aburrimiento en las largas tardes de verano.
Era un estribillo.
Cada queja era respondida puntualmente dejando caer una semilla de sus manos. Mis bolsillos estaban llenos de semillas.
Si realmente no sabes qué hacer...
A juzgar por mi terracita y el huerto de mi balcón, está claro que no sé qué hacer.
Termino con una cita:
"Tienes demasiado sol, no tienes suficiente sol, qué es lo que quieres... más agua? Menos agua? Por qué no hablas? Responde!".
(Nanni Moretti - Bianca 1984 - hablando a una de sus plantas que se está secando).
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