#yoyabuela1 - De los huertos a los jardines en terrazas el huerto de mi Abuela

La horticultura es para mí una pasión que nace de las enseñanzas campesinas que me transmitió mi abuela cuando era niña.  Escribí estos textos como homenaje a ella y para contarles mi historia como agricultora doméstica. Partí de la experiencia de los huertos marinos de la casa de mis abuelos en Apulia y comencé mis cultivos en la terraza de mi casa en la metrópolis más vanguardista de Italia: Milán.

 

Historia de mi huerto

La casa estaba construida al principio del pueblo, en un descampado rodeado de olivos e higueras.  Escondido detrás de la esquina izquierda había un nogal. La abuela decía que las raíces de ese nogal estaban tan pegadas a los cimientos de la casa que si el árbol moría o lo cortaban, la casa se derrumbaría.

 

El árbol proyectaba una sombra líquida.

 

Detrás de él la colina y delante el mar hasta donde alcanzaba la vista. La pupila se ensanchó y entró el mar. Pasé horas y horas mirando aquel mar.

 

Todo el mundo en el pueblo tenía los ojos azul verde esmeralda, y allí pasé mis vacaciones desde que nací hasta los 18 años.

 

Ojos del color del mar.

 

Una pérgola abarcaba todo el patio y se veía el cielo a retazos y en forma de hoja de parra.

 

El huerto estaba a la izquierda de la casa. Tenía dos plantas; dos terrazas exteriores a las que se accedía por una escalera de piedra.

 

El abuelo había excavado la colina para obtenerla.

 

La escalera de piedra también era obra del abuelo.

 

Había de todo. Tomates, berenjenas, pepinos, pimientos y guindillas, rúcula, ensaladas de todos los colores, sandías pequeñas, calabazas enormes trepando por todas partes entre soportes y muros, flores de calabaza para hacer ramilletes, calabacines, pepinos y judías verdes, ajos y cebollas, y mis mermeladas de memoria.

 

Quién sabe qué más se me olvida.

 

Mi huerto actual se encuentra en una pequeña terraza de Milán, en una casa enrejada, afortunadamente soleada y bastante resguardada. Una horticultura metropolitana inspirada en mi Abuela, en su memoria, en sus consejos. Empecé hace cinco años y hoy, al menos en verano, soy casi totalmente independiente de los supermercados.

 

Estoy al norte, al sur, al este o al oeste?

Averiguar cómo está situada mi terraza para definir cómo hacer un huerto fue más fácil de lo que pensaba. Utilicé google earth pero hay tantas posibilidades con los smartphones.

 

Al igual que con un huerto en el suelo, es esencial planificar bien el espacio y tener en cuenta los tres elementos que influyen en el crecimiento de las plantas de maceta: sol, viento y humedad. Observando el balcón o la terraza donde quieres crear el huerto, puedes conocer los puntos fuertes y débiles del espacio.

 

La exposición del balcón desempeña un papel clave en la productividad de las plantas. Demasiado sol es malo y muy poca luz debilita las plantas.

 

Una exposición norte no suele recibir suficiente luz para que crezcan tomates, pimientos y berenjenas. En cambio, las frutas pequeñas (grosellas, frambuesas, moras, grosellas espinosas) y las hortalizas de corte (rúcula para ensalada) parecen tolerar posiciones más sombrías.

 

Los balcones orientados al sur están demasiado expuestos al sol, que amarillea las hojas y frena el desarrollo de las plantas. Sobre todo en los balcones altos, los tomates y otras frutas pueden quemarse con el sol.  El problema puede remediarse creando un sombreado que reduzca la exposición directa al sol durante demasiado tiempo. El sombreado puede conseguirse de varias maneras y a veces resulta muy agradable estéticamente.

 

Las exposiciones este y oeste reciben sol directo por la mañana y por la tarde. Los mejores resultados en el jardín, decía la abuela, se obtienen en estas condiciones y en la ciudad no hay diferencia.

 

Sobre el cultivo hay que hablar aparte. Planificar un huerto también significa saber qué hortalizas quieres comer y con poco puedes garantizarte coles, verduras, tomates y más con cierta continuidad. Puse en práctica los consejos de mi Abuela y luego toda una serie de fracasos me dieron una lección.

 

Hoy puedo decir que con una pequeña terraza de sólo 6 metros cuadrados soy, sobre todo en verano, autosuficiente en verduras. Créeme, no es poca cosa, y al final también lo noto en la cartera :)

 

Leer también: #yoyabuela2

Go back